Daniel Mintzer, de G&D Development repasa algunos instantes críticos de la pandemia, las limitaciones y la angustia que más allá de lo personal implicó la imposibilidad de trabajar, con las obras detenidas. Por esa razón, el regreso a la normalidad abre para el desarrollador nuevas alternativas para crecer y crear proyectos, pese a las circunstancias que no son favorables en estos tiempos.
Llegó el día de volver a encontrarnos en la Expo. ¿Cómo lo ves?
La pandemia ha sido un momento terrible para todos. Parece que hubiera pasado mucho tiempo, pero no es así. La gente iba por la calle angustiada, todos con barbijo. Teníamos miedo de tocarnos entre nosotros, las calles desoladas. Hasta se podía jugar al fútbol en el Obelisco… Vivimos ocho meses donde la gente no se animaba a salir. Era tanta la soledad que parecía que vivíamos en un mundo fantasma. Por suerte comenzamos a salir de a gotas. Estuvimos durante un año con las obras paradas y encima el dólar pasó de 60 a 180 entre septiembre/octubre y nosotros las cuotas las seguíamos cobrando en pesos mientras estábamos en cero. No había forma de sacar la plata del banco y tampoco se podía conseguir el dinero para pagar… Además, no había nada por hacer, nada productivo. Cada uno estaba en su casa. No teníamos las obras. Quedamos tan paralizados que nos dio una enorme alegría salir de la pandemia y decidimos enfocarnos para aprovechar el tiempo. Había muchas cosas que teníamos antes de la pandemia, así es que cuando las volvimos a tener, las apreciamos el triple. Salir a la mañana, poder trabajar, poder vender. Tomar un desayuno en el café… Lo cierto es que de algún modo sobrevivimos a ese momento y de modo digno. Fuimos muy valientes con nuestra compañía. Como G&D Developers, pensamos que si pudimos pasar por esta instancia tan dura, podríamos más.
Ahora tenemos otros problemas, ¿cómo activamos al sector?
G&D es una empresa que trabaja hace 40 años. Empezamos en 1982, tuvimos cuatro años horribles, el año 82 con las Malvinas; en el 89 con la hiperinflación, 1 de enero de 1989 se pasó de dólares a 17 australes, el 31 diciembre el dólar a 4.000 australes; en el 2002, gente saqueando supermercados, de aquella época color esperanza, todos estamos golpeados. Y en 2020 la pandemia. Todo eso fue horrible. Después hubo buenos momentos con precios accesibles durante alrededor de seis años. Y el resto fue siempre un desastre, incertidumbre, inflación, inestabilidad. En realidad siempre es lo mismo. Sucedió también con el sector inmobiliario. Siempre cuesta vender, siempre hay que ir a buscar a los compradores, buscar buenos precios, siempre es necesario ser eficiente en la construcción, hay que trabajar mucho.
¿Qué sucede actualmente con la construcción, los materiales?
En referencia a este rubro habría que decir está como siempre, la mano de obra está barata. Y se observa abundancia de mano de obra. Algunos materiales están buenos y se consiguen, otros cuestan más adquirirlos, y en algunos casos se hace más difícil. El precio de los materiales se incrementan con la inflación, pero no en la misma línea que sube el dólar. Pegan un salto y entonces después como no tienen demanda tienen que bajar y acomodarse. Todo se acomoda con la inflación, las manos de obra también. Actualmente estamos vendiendo, por ejemplo, en Barracas departamentos monoambientes a 45.000 dólares y se despachan. Tienen 30 m2 con amenities y se venden uno a dos por semana. Cuentan con seguridad, pileta. SUM, coworking y los edificios terminados. Si yo quisiera en Barracas vender a 60.000 dólares no se los vendo a nadie. Nuestro valor de venta está entre los 1.600 y 1.700 dólares el m2. Es más. Si alguien tiene 100.000 dólares ahorrados, con ese dinero se puede comprar dos departamentos. Hay que decir que los precios de las propiedades bajaron, pero los costos de la construcción también. El margen del desarrollador es siempre el mismo.
Ahora por suerte tenemos por un año una salida muy importante con dinero para inversión que es la plata negra. Llegó entonces la ley de blanqueo para el sector de la construcción. Todo edificio con menos del 50% de avance es posible adquirir un departamento y se paga con plata no declarada a un sitio declarado. Con un costo bajísimo en los primeros tres meses es al 5%, en dólares oficiales, en el segundo trimestre es al 10% y el tercero sería al 20% al dólar oficial. Hoy se puede contar con 100.000 dólares que si está guardado en el colchón nadie lo sabe. Y al colocarlo se blanquea y así se genera trabajo por un lado y a la vez genera inversión y surgen más construcciones.
¿Cuáles son las expectativas actuales?
A mis colegas que generan desarrollos inmobiliarios todos los días les digo que no tienen que asustarse. El marco actual no es perfecto, pero es el momento para hacer lo que tenemos. Quiero aprovechar este momento para decirles que nadie se asuste, que nadie tenga miedo, ¡vamos para adelante!.