Es arquitecto, desarrollador y durante años también se ocupó de la administración de edificios. Con una trayectoria intensa, el empresario Alejandro Marolda explica los vaivenes de la economía y las circunstancias que impactan en el Real Estate. Pese a todo, sigue entusiasmado con su profesión y actualmente está en plena etapa de una obra en el corazón de Belgrano.
¿Cómo observas el mercado en estos días?
Después de la tormenta queda la resaca. Estamos terminando de atravesar la tormenta. Hay que comprender que el gobierno heredó un barco al que le falta un montón de remos. El barco flota y avanza, pero despacio. Hay que soportar momentos difíciles para poder llegar. Pero llegará. Lo que hay que entender que el mercado no es de corto plazo, no es la Bolsa, donde se entra y sale rápidamente. Un proyecto para desarrollarse exige dos años como mínimo; hay que presentarlos, aprobarlos y las aprobaciones están muy complicadas. El Código nuevo acecha, pero para presentar los proyectos se trabaja con el anterior. Todo esto está desordenado, es difícil y eso no ayuda.
¿Qué pasa con las unidades usadas?
Este segmento siempre fue fuerte. Pero al margen de eso, hay que celebrar que después de años haya llegado el crédito hipotecario a 30 años, con un sistema parecido al de Chile, aquí con las UVAS es para aplaudir. Pero lo que hay que comprender que el mercado de usados está dolarizado y la suba del dólar lo beneficia a algunos, para otros es complicado. El usado no se vende, pero no baja. Pero en las unidades nuevas la situación es otra. En la obra hoy el que tiene dólares compra más m2 y el desarrollador construye a menos valor dólar.
¿Qué opinan los desarrolladores?
Hay que entender. Es muy difícil que se desarrollen actividades cuando hay mucha gente apuesta a la renta financiera. La otra alternativa tradicional es la propiedad, que de algún modo perdió atractivo y tendrá que normalizarse. Considerar la propiedad como una inversión que tiene valor en el tiempo es importante para el mercado y nuevamente crecerá. Eso será una señal positiva porque se trata de la economía real. En el caso de las inversiones financieras, uno no las maneja; las maneja las circunstancias. Al mercado inmobiliario lo destruyeron como tantas otras cosas y necesita tiempo para recuperarse. De todos modos hay que distinguir un mercado de necesidad, otro es de inversión. Con respecto a los valores de la tierra, hasta hace no mucho que era una vedette. Ahora creo que es necesario pensar en valores más moderados. La demanda de tierra está un poco más tranquila y creo que bajará un poco. Lo importante a la hora de elegir un desarrollo es aplicar ese lema que sostiene que lo importante es location, location, location. Es decir, las grandes ubicaciones resisten las crisis y la valorización del mercado requiere el tiempo para que toda la resaca baje y se armonice con la realidad.
A propósito de desarrollos, ¿estás con uno en el barrio de Belgrano?
Sí está en una zona clave, a pasos de las Barrancas de Belgrano, un ámbito entre lo residencial y lo comercial. Son unidades chicas de vivienda apto profesionales, entre 36 y 42 m2, es un buen terreno de 700 m2. La oferta residencial también está orientada al alquiler temporario para una demanda favorecida por el turismo. En total son 55 unidades con un décimo piso para amenities, y en la planta baja habrá un restaurante. Tendrá un sector de tres niveles pensado para estudios; en el frente y contrafrente estarán las unidades residenciales. El buen diseño forma parte del valor de la unidad. Tiene áreas comunes, salón para reuniones, solárium, gimnasio, laundry, entre otros.
¿Este momento de tu carrera es como un volver a empezar?
En verdad nunca me fui. Es otra etapa. A esta altura se puede elegir. Estoy muy entretenido, pensando este desarrollo, pero también en nuevos proyectos y analizando todos los aspectos que le interesan a la gente. Entre ellos, también el costo de las expensas, que forma parte del valor del proyecto.
Un concepto final…
No es fácil salir de la devastación y volver al orden, pero tengo fe en el país y este tiempo hay que transitarlo.