Con bajo perfil, la constructora Panedile inició sus actividades en diciembre de 1949. Realizó desde entonces grandes obras de infraestructura en todo el país, además de participar en la ejecución de importantes emprendimientos en otros países de la región, como es el caso de Chile y Uruguay. Dejó en más de seis décadas un legado importante en la Argentina y ese reto continúa. Ahora también está interesada en el negocio inmobiliario, un sector que advierte está despegando.
¿Cuál fue la génesis de esta empresa?
“Un grupo de visionarios con capitales italianos encontraron en la Argentina un lugar donde había mucho por hacer. Así nació una empresa familiar, decidida a mantener los valores de sus fundadores”, explica entusiasmado, el director de Arquitectura de la Constructora Panedile, Alfonso Asensio Albino. “La constructora desde el comienzo realizó obras de alta calidad, una elección que se mantiene intacta en el tiempo. Con gran expertise en ingeniería, realizó importantes construcciones como represas hidroeléctricas. Una es la de Río Hondo, obra que para la época fue un acontecimiento que se concretó en tiempo y forma. Ese nuestro estilo de trabajo y nos proyectamos del mismo modo en el futuro, pensando en el largo plazo. Y si bien es cierto que somos una empresa familiar, dentro del directorio participa la vicepresidenta de la firma, la doctora Marcela Conti de Casé, desde hace varias décadas. Justamente hace poco festejamos esa extensa trayectoria de trabajo y dedicación. Y desde luego continúa en la firma. No es el único caso. Son empleados eficientes muy difíciles de reemplazar; respetamos su calidad y profesionalismo. Estos valores también se heredan y trascienden a través de los años”.
Asensio Albino detalla otros aspectos de la constructora: “los valores están intactos desde un principio, a tal punto que cuando se adquirió con capitales argentinos en 1998, Italia estaba en un cien por ciento de acuerdo sólo si se respetaba el staff técnico que trabajaba aquí. Es lógico: resulta muy difícil armar en Panedile un equipo de ingenieros, arquitectos, contadores, abogados… Nosotros trabajamos día a día, sin tregua. Para construir obras importantes se necesitan profesionales y técnicos con gran conocimiento. La constructora aplica una política de trabajo que implica un gran compromiso. Cuando comenzamos una obra, se termina pese a todos los inconvenientes que se puedan presentar. Por ejemplo, en San Juan tuvimos muchos problemas para importar los materiales y aun así seguimos adelante para construir el Teatro del Bicentenario. Incluso trabajamos con los acústicos del Teatro Colón: realmente es una obra icónica pensada para los próximos 50 años”. Agrega: “Y ni hablar de un proyecto hidroeléctrico, la enorme responsabilidad que implica trabajar entre las montañas sosteniendo agua. Un tema por demás delicado ya que cualquier problema que se presente puede generar graves problemas a un pueblo entero. Con nuestros asociados, como Techint, buscamos ese nivel de excelencia y los profesionales que tenemos en la empresa son de esa categoría”. Eso sí, la arquitectura ha cambiado en cuanto a los procesos constructivos así como los materiales.
La constructora Panedile ¿está interesada ahora en otro rubro, el Real Estate?
“Sí, es otro aspecto para sumar a todo lo que hacemos. Creo que es un momento especial para el sector inmobiliario. Se está moviendo parte de una oferta que estuvo quieta durante mucho tiempo. Se están adquiriendo terrenos icónicos que estaban estancados. Nosotros en el Uruguay terminamos un edificio de vivienda, en Punta Ballena, un edificio de alta gama, sobre un peñón rocoso con una pendiente muy pronunciada, con un ascensor inclinado panorámico y una impactante vista. Estas obras dan gusto realizarlas porque es una manera de dejar un legado. Hace dos semanas compramos un terreno en Nordelta, en una zona muy consolidada. Trabajamos con el estudio Manteola Sánchez Gómez Santos Solsona Sallaberry Vinso, un edificio de alta gama. En general no hay edificios de ese target en el Gran Buenos Aires. Tendrá calidad, buenos materiales y terminaciones, pero no es para renta, sino para vivir. El proyecto está encaminado”. Y añade: “El mercado creo que está despertando en el target más alto. Es un primer paso y viene el resto, con una arquitectura mejorada para el Real Estate. Los grandes players vuelven a aportar proyectos novedosos. Hubo una etapa en que no se generaron obras de gran categoría fuera de la Capital. Sí oficinas, pero no en el ámbito residencial. Ahora están sonando los teléfonos y es una buena noticia, para los que estamos trabajando en Real Estate, es muy positivo. La gente quiere comprar. Ahora puede aportar su capital, dejarlo en Argentina, no sólo para que no se devalúe su dinero, sino que le guste lo que compra. Las constructoras y desarrolladoras tenemos que ser más abiertos y mirar el interior. Hay que pensar en descentralizar para ofrecer proyectos en lugares valiosísimos. Por ejemplo, estuve en la provincia de Corrientes y me di cuenta que está desaprovechada la costa; no hay edificios. Hay que hacer proyectos, pero siempre de la mano de los urbanistas. Un plan maestro es esencial tal como está ocurriendo en la ciudad. Urbanistas generando polos nuevos, discutiendo para no crecer en forma desordenada y cuidando el medio ambiente”.
A propósito de este tema, Asensio Albino menciona un tema clave para la construcción de esta época: la sustentabilidad. “Es una prioridad, tal como se concibe en el mundo. Trabajamos haciendo foco en materializar las normas Leed. Construir edificios Green Building es una tendencia internacional. Nosotros levantamos el primer edificio de esas características en Santiago del Estero para uno de los ministerios. Es una obra pública emblemática. Se logró a través de un complejo sistema constructivo con un staff muy eficiente que logró incluso modificar la cultura en esa ciudad. Trabajamos a full, feriados incluidos y hasta en la hora de la siesta, un hábito que se modificó”. Y añadió: “aplicar las normas Leed no fue sencillo. Pero en ese sentido la provincia nos ayudó. Hubo problemas de transporte, de logística; salir de la obra sin barro, ordenar la reglamentación… Pero cuidar el medio ambiente está cien por ciento incorporado en Panedile. Con la aplicación de estas normas se logra implementar el 15% de ahorro energético dentro del edificio público de por vida, además del ahorro del agua, el uso adecuado de los materiales o el uso de las bicicletas, todo en su conjunto significa reducir los costos, ser más eficientes y cuidar el medio en el que vivimos.”
Construir un edificio Green Building significa un costo alto. Eso sucede mientras se realiza la obra, pero hay que pensar a largo plazo. “En Santiago de Chile, por ejemplo, todas las obras de arquitectura públicas contemplan las normas Leed y el beneficio económico se obtiene a futuro, cuando el edificio está en funcionamiento. Nosotros hemos recibido por el edificio de Santiago del Estero, el sello de plata. Hace pocos días recibió el sello el proyecto de Foster -el nuevo edificio del Gobierno Porteño- y es un gran paso haberlo logrado. Es el segundo edificio público que certifica en Buenos Aires”. En esta ciudad, el 40% de las oficinas Premium ya tiene incorporado las normas Leed. En el ámbito residencial el proceso es más lento, pero también se va sumando a la tendencia”.
Dentro de todas esas obras, existe una asignatura pendiente con la realización de rutas y nuevas conexiones en el país. El directivo reflexiona: “Es un tema muy importante y estamos esperanzados con proyectos del gobierno nacional, no sólo para construir rutas sino otros desarrollos de urbanismo en todo el país. En Chile, por ejemplo, se puede recorrer de punta a punta todo el país con una sola autopista, que es majestuosa, de cuatro manos. Acá no la tenemos y aunque es cierto que en el país es más complejo una obra semejante, también el potencial es enorme. En la Argentina ahora se está haciendo mucho y es lo importante. El desafío es inmenso”.
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