El desarrollador Nestor Kreimer analiza la situación actual del mercado, con una mirada crítica respecto de cómo en la Argentina se está habituado a tener que hacer frente a crisis recurrentes. Y que pese a esto, la actividad inmobiliaria, así como toda esta industria, tiene gran capacidad para revertir los malos momentos y seguir tras los objetivos propuestos.
El momento que atraviesa el sector no es fácil y es interesante entender cómo aplica tanto la microeconomía como la macro en el sector
Sí, efectivamente. Estamos en una industria donde tenemos que vender algo que no existe y tener un futuro que pueda materializarse. Los desarrolladores sabemos lo que significa en la Argentina los cambios de las reglas de juego a lo largo de la vida de un emprendimiento. Estamos acostumbrados a navegar en aguas turbulentas, pero siempre el país nos corre el umbral y nos desafía a atravesar nuevas inestabilidades. Tomar decisiones de largo plazo en este contexto es muy difícil y riesgoso, pero el desarrollador es un animal con mucho instinto para sobrevivir y creo que hay oportunidades. A veces no sabemos para donde ir, pero al final del día a nuestra industria no hay tsunami que pueda llevársela puesta.
En busca de respuestas…
Lo que sucede que la industria tiene instinto de supervivencia a prueba de cualquier crisis. Por eso más allá de la macro que está muy inestable, pocas industrias tienen tantas certezas como las nuestras. Y esto que comento parece a contramano de lo que estamos hablando. Pero lo cierto es que sabemos que hay clientes que necesitan contar con nuestro producto. Existe una demanda crónica insatisfecha de lotes, locales, en el sector residencial como en el corporativo o en los parques industriales. Sabemos que justamente en cualquier desarrollo por esa demanda insatisfecha, el cliente está en el radar. La posibilidad financiera, el diseño acorde con esas expectativas y la posibilidad de encontrar cuál de esos clientes están en condiciones de apostar por nosotros si nos ven profesionales con cierta trayectoria, con solvencia en lo que decimos implica no prometer lo que no se puede entregar, no vender humo y no estirar los plazos de obra, aceptando que esta industria trabaja sin capital. Y eso no es bueno. Podemos explicar y echar la culpa al sistema financiero. Pero la realidad es que tenemos que ser muy cuidadosos con lo que se dice. En esta etapa tenemos que evaluar en qué emprendimiento podemos entrar porque no hay capital de fondo, no hay sistema financiero como en otros países, donde el banco financia la obra y no el comprador con su propia plata. Por esa razón en el exterior no entienden cuando explicamos el modelo financiero argentino y no pueden creer el nivel de riesgo que asumen los compradores. De todos modos, esta es nuestra idiosincrasia. Los que humildemente intentamos mantener nombre y prestigio, sabemos que el proyecto siempre se entrega y esto es sin duda un reaseguro para los que tememos algunos años en el mercado.
¿Qué pasará en la Argentina?
Creo que lo que se viene en la Argentina es una economía cebra. Imaginemos a la cebra con sus rayas: la negra, donde todo se ve de ese color. O la blanca, donde hay sobrevivencia y para eso no dudo que solamente Argentina 2020 Real Estate estará apta para quien tenga un modelo de negocio que incorpore todos los atributos de una buena planificación jurídica y una mejor planificación fiscal. Porque se terminó el tema de que los impuestos eran la variable de ajuste. Y quien tenga una ingeniería financiera inteligente apostando a que la macro economía nos habilite una micro que medianamente nos permita evolucionar.
Es un gran desafío…
Así es. Todas las crisis que se suceden de algún modo nos confunden porque cuando creemos que salimos de una vez volvemos para atrás. Y nunca podemos encontrar el camino. Falta mucho para llegar…
Sin embargo, creo que cuando se toma conciencia, la crisis es la normalidad y que a lo largo de nuestros modelos de negocios estamos permanentemente navegando en aguas turbulentas. Pero la realidad es que estamos en una Expo colmado de expositores, que no se notan demasiado pesimistas. Habrá una sobrevivencia y sabemos que al final llega un día después siempre en una industria donde hay que seguir fabricando productos para clientes que están esperando ansiosamente. El desafío de los desarrolladores en la Argentina implica seguir haciendo divertir a la inteligencia, que es la definición que Einstein dio de la creatividad. Es la inteligencia cuando se divierte y si tomamos desde este sentido lúdico el diseño de modelo de negocios acorde a las etapas de crisis que recurrentemente atraviesa nuestro país, es nuestra calma. Entonces es así, justificar lo que nos pasa por la turbulencia es no entender el país donde vivimos.
Un dato de mi experiencia
Estoy desarrollando en Málaga, España. Y creo que es aburrido para la locura que estamos acostumbrados a vivir. Y allá todo está controlado, no hay altibajos. Esto nos deja un futuro deseado para este país que existe una realidad que puede construirse si todos los argentinos tomamos conciencia del cambio que requiere este país. Tenemos capacidad de adaptación, pero en otras partes no entienden que los problemas nos motivan.