En una Argentina normal, los agronegocios se convertirán en protagonistas de la economía. En un contexto sin retenciones ni trabas a la exportación y usufructuando un tipo de cambio racional, acompañando a la soja, el trigo será una de las apuestas de los productores aumentando su volumen de implantación y exportación superando registros históricos recientes.
En una Argentina normal, las energías renovables –parques eólicos, bioenergía, desarrollos hidroeléctricos- un sector lleno de expectativas, se convertirán en una fuente de generación de recursos y de potenciación de inversiones en zonas marginales.
En una Argentina normal, el turismo se multiplicará generando fuentes de trabajo a lo largo de todo el país y nuevas inversiones en la radicación de emprendimientos vinculados directa e indirectamente al desarrollo de esta industria, reconocida generadora de fuentes de trabajo.
En una Argentina normal, las empresas de servicios proyectarán la capacidad y creatividad de los argentinos en producciones para el mercado nacional e internacional.
En una Argentina normal, el crecimiento de la producción de carne se convertirá en una fuente genuina de divisas con la vuelta de este producto de sesgo exportador al lugar que la historia le marcó en el mundo.
En una Argentina normal, las economías regionales serán el motor del crecimiento y el desarrollo. Recibirán el derrame de todas estas bondades productivas para volver a movilizar la dinámica de pueblos y ciudades de todos los rincones del país que palpitan al ritmo de dichas actividades.
Y en este marco de normalidad pronosticada y en ejercicio, el real estate se propone volverse más federal que nunca y vestirse de fiesta, recogiendo los flujos generados por tamaño cambio de humor y de realidad.
Vislumbrando tal pronóstico, grandes jugadores del mercado –públicos y privados- ensayan los primeros movimientos premonitorios. Aquí un detalle de los proyectos que se inscriben en la agenda del futuro cercano:
– El Grupo América proyecta sus primeros Ecodistritos mixtos de gran escala en las ciudades de Córdoba y de Rosario, mientras analiza el desarrollo de emprendimientos en el baricentro de Vaca Muerta, otro destino de inversión inmobiliaria floreciente impulsado por la industria petrolera.
– En el Gran Buenos Aires, desarrolladores como Consultatio de Eduardo Costantini construyen grandes programas de nuevas ciudades como Puertos en Escobar, o Insula Urbana SA, su proyecto Insula Urbana y Pilar Bicentenario, en Pilar.
– George Perez de Related –uno de los principales desarrolladores de los Estados Unidos- sobrevuela la provincia de Buenos Aires buscando su primer desarrollo en nuestro país.
– La Costa Atlántica presenta grandes emprendimientos como Villa Robles, que fue presentado la semana pasada en una fiesta privada de lanzamiento animada por un show de Ricky Martin.
– A nivel público, ciudades como Rosario y Córdoba crecen con integraciones con privados en Convenios Urbanísticos con gran impacto en el aporte a la comunidad de obras de infraestructura contra plusvalías por tierras. Ciudades como Resistencia, Río Cuarto y Paraná, entre otras, diagraman su nueva planificación territorial para los próximos 20 años incluyendo la relocalización de dependencias públicas e institucionales generando clima y marco para los negocios inmobiliarios.
– En el segmento del retail, Coto afianza su desembarco federal con las recientes aperturas de Mendoza y Neuquén, mientras negocia suelo en Córdoba, Salta y la ciudad de Paraná. Por su parte, IRSA, la principal operadora de centros comerciales de la Argentina, tras su exitosa apertura en la ciudad de Neuquén, negocia su centro comercial número 16 en la capital de Córdoba.
Se están incubando grandes bolsones de metros cuadrados en todo el país, grandes desarrollos y movimientos que auguran un nuevo ciclo del real estate muy federal y activo.
En un país normal y previsible, el real estate revive.