Es ingeniero y desarrollador, apasionado de los proyectos y de la necesidad de innovar en los barrios de la ciudad. Para Flavio Galli, ese desafío parece ser una constante en su profesión, con logros que ha sumado pese a todas las dificultades por las que ha atravesado el sector.
La verborragia de Flavio Galli trasunta además entusiasmo y una velocidad mental que traslada –se advierte en su relato- en su vida profesional. “Estoy atento a todo lo que sucede en la ciudad, recorro los barrios, observo los cambios y me gusta acompañar el crecimiento de las zonas y a su vez contagiar para que otros puedan ayudar a impulsar nuevos lugares”, cuenta el ingeniero, nacido en Azul, que está siempre pensando nuevas ideas para incorporarlas a sus obras. Así, de su profesión devino desarrollador, interesado en la búsqueda de terrenos para nuevos proyectos, a los que aspira añadir siempre algo que marque la diferencia. En más de dos décadas acumuló una rica experiencia y todo lo que está pensando junto a su equipo es para sumar en la ciudad. “Me parece muy interesante lo que ha cambiado, sumado a la apuesta del transporte, que es esencial. Hemos trabajado mucho y puesto el foco en zonas que no parecían que podían generar un gran cambio y sin embargo algunos de nuestros proyectos han potenciado esos barrios”.
¿Cómo elegís una zona?
Lo pienso en primera persona. Recorro el lugar con mi oficina móvil, me siento en un café y analizo todos sus aspectos. Hablo con la gente y pienso en lo que necesita la demanda.
Una de las zonas que más te entusiasma es el Distrito Tecnológico…
Es un gran acierto. Para los desarrolladores es una experiencia única, además de exitosa. En reiteradas ocasiones pensamos como no ser parte de la marea roja. Es decir, cuando todos hacemos lo mismo, hay que ir para otro lado. Cuando elegimos ir a Madero Urbano o Nuevo Madero, estábamos en barrio Norte y nos dimos cuenta que el desafío estaba en esa nueva zona, que está cambiando mucho sumado a las obras que propone el Gobierno de la Ciudad, con el Paseo del Bajo, que terminará de consolidar esa zona porteña. Para el Distrito Tecnológico, en Parque Patricios, nos empezaron a convocar en 2010. La propuesta fue muy atractiva por los beneficios que ofrece el Gobierno porteño a las empresas. Esa era el ancla que teníamos nosotros para convencer al inversor. Nos fue muy bien. La primera experiencia fue muy positiva con la gente de Despegar. Ellos también entendieron la importancia de anticiparse. El primer edificio fue sobre la calle Jujuy. Se sumó la promesa del subte de la línea H, porque la duda era cómo trasladar a la gente al lugar. Nos dijeron que cuando se terminara el edificio, la línea H estaría terminada, al menos la primera estación. Y así fue. Después exploramos más el barrio: en 2011, compramos tierra y debutamos allí con capital propio, las empresas nos empezaron a buscar. Hoy, hemos desarrollado 4 edificios, tenemos otros 4 en ejecución y 2 más por empezar con muchas marcas. Actualmente existen 270 empresas instaladas; hay que reconocer que el crecimiento que tuvo el Distrito Tecnológico no lo tuvo ningún barrio.
Como ingeniero te apasiona la arquitectura…
Sí, también el arte, el urbanismo. Cuando viajo me gusta recorrer las obras de arquitectos que dejaron su huella. Me gusta lo creativo, lo diferente. En el caso de Parque Patricios es un orgullo tener una obra de Foster, que ocupa el Gobierno de la Ciudad. Eso es el puntapié inicial que implican los grandes desafíos y generan sinergia para sumar obras y animarse a diferenciarse. Cada vez que se plantea un proyecto lo pienso muchas veces; hay que buscar el equilibrio entre el diseño y lo económico.
¿Se ha bajado la calidad de las obras?
Nuestra industria estuvo muy castigada. Las obras hay que pensarlas de principio a fin, hay que terminarlas y el dinero tiene que alcanzar. De todos modos, los desarrolladores deberíamos ser más responsables. Ahora se viene una etapa en la que habrá una gran oferta de vivienda nueva y también de oficinas. La idea es tratar de ofrecer propuestas diferentes.
¿Qué zona elegirías para desarrollar?
Pienso en el Sur, cerca del Riachuelo porque tiene un gran componente urbanístico. Un desarrollo pensado de aquí a 8 años y que puede ser muy interesante. Además, en el mundo las ciudades se desarrollan al lado del agua. En el Sur elegimos también el Distrito Tecnológico, que en dos años, tendrá cerca de 30.000 m2 más de oficinas; hay que pensar en viviendas y desarrollos comerciales.
¿Habrá tanta demanda para absorber esos m2?
Sí, habrá más oferta y más demanda que absorberá espacios laborales con nuevos conceptos de trabajo. Respecto de las viviendas, nosotros estamos pensando en construir unidades de calidad, con espacios más amplios y confortables. Existe un público para ese segmento. Tengo expectativas del tiempo que viene. Creo que la responsabilidad de los empresarios hoy es pensar más que podemos aportar al país y no tanto de la mano del gobierno.