El reconocido empresario considera que el momento que atraviesa el país es complicado, para lo cual el gobierno adoptó una serie de medidas que permitan mejorar la situación actual. Con relación al sector, explica que los desarrolladores con vocación y solvencia seguirán invirtiendo, apostando al largo plazo. Estima que si se generaran expectativas razonablemente positivas de los mercados hacia fin de año, serían señales alentadoras para recuperar de a poco la confianza.
¿Cuál es tu mirada del Real Estate?
Estamos en un momento de cambio en el mercado inmobiliario. Estuvimos en expansión hasta 2017 y este es el primer año de contracción del Real Estate debido a la situación económica que todos conocemos como la crisis financiera.
¿Se mezcla la política? ¿Esto influye?
El tema de la corrupción sin duda influye. Si la Argentina mostrara al mundo un poder judicial fuerte, al menos en esta causa, eso sería muy positivo para el país. En el corto plazo produce estrés, porque interrumpe inversiones públicas y privadas. Pero sería beneficioso en el tiempo. Además sería importante, algo que no sucede claramente, que es una definición política de los distintos partidos acerca de cómo el país tiene que afrontar esta coyuntura con sus problemas internos (como el programa económico) así como las causas externas.
¿Conviene seguir desarrollando? ¿Empezar una obra?
Siempre vale la pena. La actividad del desarrollador es una vocación empresaria y del sector propiamente dicho, de crear nuevas propuestas pensando de aquí a 20/30 años. La Argentina tiene crisis recurrentes y hay que estar preparado para transitarlas. Lo que no quiere decir que no la suframos. Pero sabemos que pasan. Hay que estar preparados con solvencia patrimonial, no endeudarse de manera exagerada y no depender sólo de las ventas. Es decir, que si se vende menos, se tienen recursos para terminar la obra. Hay que pensar en la calidad de la propuesta residencial que se realiza y si se demoran las ventas, pero lo que se hizo es bueno, las familias finalmente van a elegir nuevamente esos proyectos para reinvertir, mudarse o lo que fuere.
¿Residencial u oficinas?
Hemos desarrollado oficinas en la década del 90 y el 2000 y atravesamos varias crisis. Todos sufren esos momentos complicados. En las oficinas también sienten esos impactos. Entonces las empresas crecen menos, cuidan los costos, al no expandirse disminuye la demanda de m2. Pero cuando el país se recupera, crece nuevamente la demanda y se piden más m2. Nosotros tenemos el cien por cien alquiladas las oficinas.
¿Cómo crees que evolucionará el Real Estate hacia el final de este año?
El Real Estate depende de la suerte de la economía de la Argentina y de sus finanzas. Hoy el gobierno está tratando de evitar o disminuir la hemorragia que tiene el paciente. Esto es una metáfora. Lo que quiero transmitir es que para ello la devaluación empezó a corregir significativamente el desajuste del sector externo, es decir, exportaciones, importaciones, salida del dólar, entre otros. También trabaja más en lograr el achique del déficit fiscal, cuida más la emisión de dinero, por debajo un poco de la inflación. Además los funcionarios viajan al exterior a buscar apoyo financiero, para persuadir al mercado, al sector privado, que confíe en el país, que ha perdido la confianza. En el transcurrir de los meses hay que observar cómo esas acciones modifican el escenario. Ahora estamos en un tránsito dificultoso. Veremos si a fin de año mejora. Hay medidas concretas que tienden a mejorar. Es importante la expectativa de los mercados. Si hoy tuviéramos una expectativa moderadamente razonable, la Argentina podría refinanciar sus vencimientos y podría pedir, por ejemplo, 8.000/10.000 mil millones de dólares el año que viene, que no es mucha plata. Y entonces la situación sería llevadera.