Uno de los puntales del mercado inmobiliario tiene sus raíces en el campo, considerado uno de los ejes económicos más importantes para el país, que estuvo afectado por decisiones que perjudicaron su dinamismo. Con el giro sustancial en ese rubro vital y la llegada del nuevo gobierno, las perspectivas son alentadoras… Mariano Maurette, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, analiza aspectos claves en relación con el momento actual.
“Transcurre marzo y creo que lo peor ya pasó para el sector. Hay que recordar que entre 2012 y 2015 se atravesó un periodo muy difícil; el cepo fue destructivo para toda la actividad inmobiliaria y la economía nacional. El gobierno actual le ha permitido respirar al sector y sin lugar a dudas creó un nuevo clima, con otras expectativas. Sin embargo está costando recuperarse. El gobierno está trabajando en atraer inversiones y pese a las gestiones el mercado no se termina de reactivar con el dinamismo habitual”.
¿Qué está pasando con la oferta?
En ese sentido notamos un crecimiento, pero hay más oferta que demanda. Hubo gente que tenía la decisión tomada y esperaba que la situación financiera fuera más fluida. Sucede que los márgenes agropecuarios han mejorado pero todavía no alcanzan un número que entusiasme tanto. La demanda analiza con cautela y se plantea que si va a invertir en tierra, además del resguardo de capital, busca rentabilidad. Y para alcanzarla no está dispuesta a pagar cualquier precio. Muchos pensaron que podían subir los precios, pero a esos valores no están vendiendo porque el mercado no los convalida. La demanda que sí compra paga aquellos precios que están flexibles, prudentes. Con respecto a las zonas elegidas, las preferidas, consideradas el motor del campo, son las de agricultura, que es un sector muy chico, por eso también existen los campos mixtos; los ganaderos vienen un poco rezagados. Aunque también hay inversiones y mejores precios.
Hay que tener en cuenta que el clima no ayudó…
El campo es una fábrica a cielo abierto y cuando las condiciones climáticas son extremas, afecta no sólo al productor sino a la población rural. Entonces las cosas cambian y se transforman en un problema social y nacional. Este año como el anterior hubo momentos dramáticos como sucedió en la ruta 7, donde está la laguna La Picasa, una zona agrícola espectacular que sigue sin solucionarse.
¿Cuándo se podrá revertir esta situación?
Este es el resultado de años de desidia. Hemos tenido momentos de abundancia de dinero, pero nadie se ocupó de planificar obras pensando a largo plazo. Estas decisiones deberían ser políticas de estado, que trasciendan más allá de los gobiernos. Si se hubieran hecho esas obras, hoy la realidad sería diferente. Hay que pensar en el futuro y eso implica una mirada a largo plazo.
El trigo trae buenas noticias…
Esta cosecha genera mucho optimismo porque hemos recuperado el trigo: con el gobierno anterior, como no se podía exportar, no se sembraba y como no se sembraba, iba desapareciendo. El trigo es un cultivo interesante cuyo ciclo de rotación agrícola es importante porque se siembra en el invierno y permite dar un ingreso a fin de año sin tener que esperar a abril o mayo para la cosecha.
No sucede lo mismo con la industria lechera…
Este sector ha sido muy perjudicado. Cuesta mucho poner un tambo. Es un gran esfuerzo y requiere mucho dinero y sacrificio. Creo que no se ha sabido cuidar a los tamberos. Además cuando se cierra un tambo, no se vuelve a abrir. Los gobiernos tienen que ayudar para evitar que esto suceda.
¿Cuáles son las zonas más prometedoras en este momento?
El sector más atractivo siempre fue la Pampa Húmeda, que abarca la provincia de Buenos Aires, sur de Entre Ríos, sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y Noreste de la Pampa. Esta zona de algún modo marca el ritmo. Desde el 2000 que las cosas fueron cambiando, hubo también otras zonas que crecieron mucho y muy bien, con buenos precios. Así se desarrolló mucho la agricultura y se desplazó la ganadería a zonas más marginales, no convencionales. A partir de allí, despuntaron áreas que estaban rezagadas e inexplotadas, de la mano de muchos cordobeses y rosarinos, esto hay que destacarlo, que pusieron mucho esfuerzo, decisión, inversión y riesgo para lograrlo.
¿Cuánto tiempo hace falta para que la demanda se vuelva compradora?
Necesitamos gente que se anime a invertir, que piense que el dinero que invierta va rendir. Seguramente este año habrá reactivación y esto es bueno para generar empleo. El campo genera mucha mano de obra, y de la recomposición de la producción habrá mucho más trabajo.
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