El arquitecto italiano Stefano Boeri se planteó la idea de devolverle a la naturaleza el espacio que le quitamos cada día. Para ello, construyó un edificio que tuviera todo un bosque. Así nació el Bosco Verticale, una idea que es realidad desde hace 3 años en Milán, Italia. Las dos torres que inventó tienen 110 y 76 metros de altura. Entre las dos, juntan 900 árboles: el más chico mide 3 metros y el más grande 9.
Para que el bosque creciera, Boeri tuvo que investigar qué especies poner y dónde. Los más de 2.000 arbustos y flores que hoy lucen tuvieron que ser elegidas en relación con la posición que tendrían. Para esto, el arquitecto italiano inició una investigación sobre nuevos tipos de vegetación que se puedan usar en sus bosques verticales y medir los aportes de sus edificios vegetales a la ciudad.
Entre los proyectos a futuro, su Bosco Verticale llegará a China, un país que necesita soluciones para sus grandes problemas de contaminación urbana. “Dos torres en un entorno urbano enorme, como Nanjing, es una pequeña contribución, pero será un ejemplo. Esperamos que este modelo pueda ser copiado y replicado”, sostuvo Stefano Boeri.
En el estudio de arquitectura italiano aseguran que su sistema vegetal ayuda a formar un microclima en el que se produce humedad, oxígeno, absorbe el CO2 y las partículas de polvo. Además, las cualidades estéticas están en constante evolución: cambia de color y forma con cada estación. Los fanáticos ecologistas aseguran que el bosque vertical aumenta la biodiversidad, no solo por la variedad de plantas que tienen, sino también por los pájaros e insectos que atraen.
En los edificios de Milán ya se comprobó que el bosque vertical ayuda a filtrar las partículas de polvo, colabora a moderar la temperatura y disminuye el ruido urbano.
Fuente: Clarín.