Cuando escuchamos la palabra “jardín” lo primero que se viene a la mente son: flores, plantas, árboles, pasto y todos los tipos de verdes que pueden aparecer en él. Con los jardines Zen ocurre todo lo contrario. Su anatomía nada tienen que ver con la naturaleza porque son secos, y el objetivo principal de estos es ayudar a la meditación y la relajación.
La semana pasada te mostramos cómo decorar los ambientes de tu propiedad con estilo Zen. En la misma sintonía, el jardín es un espacio seco que se puede tener tanto en el exterior como en el interior, también originario de Japón y compuesto por elementos como arena, grava o piedras de pequeños, medianos o grandes tamaños.
La principal característica de este tipo de espacios es que sea simple, que tenga pocos elementos, para que de esta manera ayude a la meditación y la relajación. Aquí no hay presencia de plantas ni flores, pero sí se puede utilizar árboles bonsai o musgos para darle un poco de color. El arena representa en los jardines Zen al mar y las líneas que se puedan dibujar sobre ella, el estado de la superficie del agua.
Construir un jardin Zen en tu casa puede ser una gran idea. El mantenimiento es simple porque no requiere de cuidados específicos, pero si no se cuenta con espacio suficiente en el exterior de tu casa o departamento, se puede hacer uno para el interior montado en una pequeña superficie que cumpla con las mismas características.
En cualquier ambiente y sobre una mesa, el jardín Zen de interior pasará a formar parte de la decoración, integrándose así a los otros elementos dispuestos sobre ella. A este tipo de jardines se les puede agregar un pequeño rastrillo para modelar las ondulaciones de la arena o grava que permitan relajarnos cada vez que se usa.
Fuente: www.consumer.es